De fritos y golosinas...
- El niño melón basa su dieta en un alimento hipocalórico y sano donde los haya: las patatas fritas (fritas en manqtequilla o a saber, que la dieta mediterránea no es muy dada en Londres)
- Come una bolsa de snacks (gusanitos de toda la vida) cada 20 minutos, ¡tela marinera! Los currantes de Matutano tienen la jubilación asegurada.
- Es un devoto de las hamburguesas, pasteles de carne y refrescos, un portneto de McDonald's.
Es decir, que si a Connor le pusieran delante una coliflor y la confundiría con la peluca de la abuela. Que quieren que les diga, con todo mi respeto a los entraditos en carnes (la presente no está ni mucho menos delgada y la curvita de la felicidad me resulta bastante atractiva), este engendro y su mamuchi no me inspiran ninguna lástima. Que ya nos pongamos en la tesitura de quitarle la guardia y custodia del "pequeño" a la sufrida madre me parece exagerado, pero no estaría de más que, a la hora de reeducar a este chaval sobre lo que tiene que comer sí o sí, si quiere llegar a los 20 años, a la madre le hicieran dar un repaso al diccionario para revisar de lo que significa la palabra RESPONSABILIDAD. Y es que la sufrida progenitora, alega que la comadreja que tiene por hijo se niega a comer fruta y verdura, y que no es plan de matar de hambre a esa bolita que es sangre de su sangre, carne de su carne ( porque aquí carne sobra), si no quiere comer lo que debe y se harta solo con lo que quiere, y pitos y flautas.
Señora, no se como funcionará esto de la gastronomía "made in home" en cultura anglosajona, pero en mi casa, y creo que en la de la mayoría de los hogares españoles, la frase "te lo comes o lo vas a tener para merendar, y si no para cenar" ha estado y sigue estando a la orden del día. Es decir, que si a mi hijo le doy solo tigretones y bocatas de choped porque es lo que le gusta, no sólo le convierto en un pequeño tirano, sino que también doy lugar a que se ponga como una foca monje a la que respirar le suponga lo que a Pavarotti competir con Carl Lewis en una carrera de fondo: un imposible. Y de aquí, otro apunte: un chaval de 8 años necesita hacer deporte; que sepamos, el sillon-ball no ha sido reconocido como tal todavía, mal que les pese a muchos. Pero...¿y si el niño busca comida fuera de casa? Fácil solución: ¡no le de dinero para conseguirla! Aunque quién sabe, todo sea que llegados a este extremo, se ponga a robar tartas en plan Yogui.