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La Femme

Soy mujer, soy de hiel, soy de miel, soy de piel, debilidad y poder, fuego que quema. Soy verdad, soy error, soy perdón, soy rencor, insensatez y razón, frío que hiela... Sabia intuición, imprudente pasión, soy así, riesgo y temor soy aliento y calor para ti...

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08 enero 2006

A la señorita Julia Romeu, con mis respetos...



Café con una ramita de vainilla y el aroma te arrastra hasta mis ojos...

Recuerdo aquella tarde del 53 como si fuera hoy mismo. El calor era asfixiante, pegajoso, seco, y evocaba colores pajizos y anaranjados a juego con la tonalidad de aquel sol de agosto que azotaba el porche de "Los Cármenes". Como de costumbre, Doña Carmela y Don Anselmo esperaban la visita de los sábados sentados en el jardincito,bajo la sombrilla, luciendo sus mejores galas. Mientras, mi madre disponía la vajilla buena en la cocina a la espera de que la señorita Clara, hija de los señores, apareciese de un momento a otro con su esposo y su hija Julia montados en un fastuoso Mercedes Benz. Yo por entonces era un mangurrián de 12 años que se pasaba el día ensimismado observando los caprichos de la madre naturaleza y para el que, la máxima funcionalidad de los libros, era usarlos como altillo para alcanzar el nido de algún pobre gorrión. Aprovechaba los fines de semana para perderme por el campo con mi cuaderno y dibujar todo lo que llamaba mi atención: hormigas recolectando víveres para el invierno, abejas zumbando de un lado a otro, perros apareándose, pájaros que daban de comer a sus crías... Pero ese día no me alejé mucho de la casa. Cuando me vestían bien, mi madre no consentía que me perdiese campo a través arriesgándome a volver con la camisa y los pantalones de los domingos echos arapos, así que no me quedó otra que sentarme, previo papel de periódico, bajo uno de los olivos y dibujar lo que me quedase más cercano. Y aquel día lo más cercano fue ella, fue Julia.

Esa tarde la naturaleza se detuvo ante mis ojos y el poco aire que corría paró de repente, en seco. Como decía el abuelo, "la tarde se abarruntaba caldúa". Hasta ese día, nunca me había fijado especialmente en aquella niña . Los sábados solía escaquearme de la consagrada visita ayudando a Martín en el establo con los caballos. Terminábamos a mitad de tarde apestando a equino, y claro, mi señora madre se negaba en rotundo a que su hijo apareciese de ese desaguisado ante la hija de los señores. Eso se traducía en la entrada por la puerta trasera de la casa y en un envío directo a la ducha, frota que te frota, que me llevaba lo suficiente (ya me encargaba yo) como para librarme del compromiso. Pero aquel sábado los señores festejaban su treinta aniversario de casados y hasta los perros de caza de Don Anselmo habían sido aseados para celebrar tal menester. Fue ver llegar a la señorita Clara y familia, saludar, y retirarme a mi olivo, cuaderno en ristre, para pasar la tarde dibujando. A los pocos minutos vi que por mi derecha se aproximaba algo que emanaba un olor dulce, casi comestible a mi nariz. De repente y sin esperarlo la vi sentada a mi lado, Julia, con su melena pelirroja y sus curiosos ojos castaños mirándome ; la inclinación de su cabeza me dejó intuir la pregunta que le estaba rondando:
¿qué demonios hacía yo ahí, solo, privándome de disfrutar de los deliciosos dulces de almendra y coco que la sirvienta, osea, mi madre, había preparado para la ocasión?. Justo antes de responder a su curiosidad mímica con palabras, abrió los pliegues de su vestido y me ofreción una pasta de té. Acto seguido me preguntó:

- ¿Qué haces?
- Dibujo
- ¿Y qué dibujas?
- No se. Cosas. ¿Quieres que te dibuje? (Aún no se bien porqué dije esto, en mi vida había dibujado a nadie)
- Vale- me respondió regalándome una sonrisa- pero... yo no soy una cosa ¿no?
- No. (Enmudecí)
- Pues no me saques con ramas en los brazos o antenas en la cabeza - apuntó entre risas-.

Tras esto, y con gesto conforme, se sentó frente a mí dedicándome en exclusiva y por completo la blancura de sus dientes. Su cabello desprendía un perfume almibarado a juego con la dulcura de sus ojos de alemendra, y aquellos quasilabios anaranjados parecían tener una textura suave, aterciopelada. Su piel rosada se asemejaba a la pulpa de una fruta fresca y sus mejillas se me antojaban deliciosas, evocando los contornos redondeados de los melocotónes maduros. Al contrario que otros niños, la fruta me volvía loco, de ahí la extraña comparativa y la ensoñación en la que me ví envuelto al observarla, pizpireta y cómplice, frente a mi.

Sin saber muy bien cómo, mis manos fueron dando forma a los contornos de su rostro a través del lápiz. Pareciese que un talento plástico hasta entonces desconocido me hubiese brotado del alma, de repente, y se manifestase en hacía afuera en forma de trazos casi mágicos, porque, de forma inexplicable, el retrato estaba quedando francamente bien. De repente, a tan solo unas pinceladas de terminar mi "gran obra maestra", Julia se levantó, me miró fijamente y volvió a sonreirme de forma deliciosa. Entonces dió la vuelta para volver a la casa, llevándose con ella mis sentidos y su aroma de algodón de azúcar. No pude mediar palabra, me quedé absorto mirando cómo se alejaba dando pequeños saltos mientras los bajos de su vestido bailaban alrededor de sus muslos. Como un imbecil permanecí ahí, sentado bajo el olivo toda la tarde tratando de reaccionar ante el kilo de estupidez que se me había colado en el cuerpo en cuestión de minutos y que no me dejaba ver con claridad las cosas. Pero fui oir el rugir del motor Mercedes Benz y tardé medio segundo en salir corriendo para memorizar de nuevo esa visión celestial de pelo rojizo y soñarla hasta que volviese a verla. "No más cuadra los sábados" me dije. Pero pasaron uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco sábados, y Julia no volvió a "Los Cármenes". Extrañado, pregunté disimuladameneta mi madre porqué llevaban los señores tantos fines de semana sin recibir visita de la señorita Clara. Sus palabras entraron por mi oído, atravesaron martillo, yunque y estribo y se me clavaron como dardos en el corazón: "La señorita Clara vino a despedirse de Don Anselmo y Doña Carmela porque ese mismo lunes partían para Argentina, Javier; el marido dela señorita Clara consigió un buen trabajo en Buenos Aires y se trasladaron". Me quedé mudo y no di lugar a más explicaciones, me retiré a mi cuarto. No pude creer que mis ojos se estuvieran empañando de humedades por una muchacha que me había regalado 20 minutos de su tiempo y un par de sonrisas y a la cual, para colmo de colmos, no volvería a ver. Años más tarde me daría cuenta de que aquello fue, como dicta la vida, mi primer amor, amor pueril del que duele, porque me dejó hecho pedacitos de nada. Todavía hoy conservo su retrato, Julia Romeu, y le brindo estas letras con todo el amor de aquel zagal de 12 años, donde quiera que esté...


Clara Nogales, Ricardo Romeu, Julia Romeu y Alberto Romeu. Buenos Aires, 1954.

02 enero 2006

¿Noche-vieja?

Cierto es que hay noches y hay Noches. Y entre medias de ambas hay noches. La del 31 de diciembre fue una de ellas, es decir, ni mediocre ni desbordante, si no ese justo medio que a veces te deja tan buen regusto ;) Los detallles de la velada en un flash mental:

Un local alquilado, cuarenta y tantas personas, música que a ratos se oía y a ratos se intuía XDDD exceso de botellas whisky y carencia de más botellas de ron, agua mineral formato mini para los más sanos, calimotxo para los paladares más "exquisitos", vaqueros como prenda de vestir estandar ante la imposibilidad de caber en el traje de vestir por lo gocho que te has puesto, un grupo de retrasados mentales, estos si, vestidos de traje y corbata (de papá, por supuesto), un chaval-saco de patatas tirado en una rincón con un ciego bastante serio, Pili y su mariposa, Alberto, David y las salchichas mangadas de la cámara frigorífica, Viti y su "zorra" XDDDD La zorra de Viti y el Backstreetboy de palo XDDD Las visitas al "ropero" para degustar chorizo, el jamón serrano y tortelinis, los chupitos de Pacharán, una ambulancia fantasma del SAMUR, la sesión intesiva de fotos en el baño de mujeres ( hombres incluidos), Sergio y la trascendencia del gusanito naranja en su vida, suelos deslizantes= ostias varias, Dani y su atuendo a lo Rafael Amargo, Juangui y su atuendo a lo PopStars, Esther liándose en la cocina con uno de los tristes de corbata, Miryam, Alberto y yo tratando de quitarnos de encima a otro triste cuya inclinación sexual no quedó muy definida, Borja y su camiseta de licra modelo "fama", Pedro, su gafa rota y su brecha, las salchichas mangadas por Viti y Alberto, Carlos metiendo moneda con una morena a ver si colaba, un turco que se cuela en la fiesta para vendernos flores, David y el queso azul de su bolsillo, la ex-zorra de Viti y actual zorra del backstreetboy metiéndose dos leches de campeonato en el suelo mientras Tere gritaba "waza-ari" , una chikita liándose con un gay¿?, una camiseta que dejaba poco a la imaginación XDD, una sala de "música" a pique de incendiarse, un microondas "vomitado", Borja y Juncal "la punky" dándose piquitos con el novio de ella delante XDDD, Maider observando los agujeros de las medias de la "zorra" Viti vs Backstreetboy de palo, envío indiscriminado de sms a esas personas cuya vidas nos importaban un carajo 4 copas atrás XDDD... Y todo lo que posiblemente se me olvida XDDD



¿Alguien da más?



La Super pandi...¡Míralos! ¡qué monos y qué sobrios! XDDD



Maider y la menda



Ambiente en curso ( fijense en la "mirada diabólica" de Pili)


Al, Sori y David: Sin comentarios XDDD


Teresi extasiada, Esther (antes de sucumbir al vicio carnal) y Miryam


Al rico besito de Miryammmmmm!!!(Mi cara es un poema)



Dani en su momento Rafael Amargo: "Más que taconear piso cucharachas" XDD


Qué tienno!!(Atentos al párpado de Viti XDD)