Menuda semanita, oiga. Esto si es de risa, tía Felisa, pero carcajada sarcástica e irónica de la buena. Vamos, que en comparación con la archiadmirada sátira de House, esta semana los hijos de puta de un lado y otro del charco se han lucido, chapó, share sin precedentes y premio Grammy a la desfachatez.
De un lado, cuatro cabrones que ponen una bomba en plena T4 y cascan que no pretendían matar a nadie, ya sabes, haber elegido susto. Y luego nos vienen de colegeo, oye tio, que mantenemos la "tregua"¿no?, que esto sólo era para daros un avisito, que nos tenéis con una de cal y otro de arena y eso no mola, tronco. Total, dos tios sepultados por toneladas de escombro no es para tanto, y lo de las armas encontradas en Francia era para jugar a Indios y Vaqueros.
De otro lado, al primate y crápula de Bush (quién diría que un jodido arbusto iba a llevar al mundo a la ruina), que una vez más, y haciendo lo que le sale de sus parte pudendas, sigue con su rol de estratega de pacotilla y, caprichito de 2007, va a enviar a 21.500 soldados más a Irak, a ver si así le salen las cuentas: a más soldados, más víctimas (laterales, colaterales o las que hagan falta) y menos problemas para chupar del frasco, Carrasco. Total, que más da, no son sus hijos ni sus hermanos, ni sus padres, cachis en la mar. Además tengo el morro de entornar el mea culpa y quedarme tan ancho, y os jodeis si no os gusta porque en esta república dictatorial que me he montado mando yo, por mucho que se encabronen los demócratas, chincha rabiña. Luego le vemos echando la lagrimita correspondiente(véase foto) para ilustrar como Dios manda (ese Dios que bendice a América) las portadas de los newspaper. Habráse visto mayor hipocresía. Pero ahí no queda la cosa. Pocas horas después llega su colega, el dire del Pentágono, y dice que nanai, que lo de los 21.500 soldados era el entrante y que nos trae de sopetón primer y segundo plato con postre incluido, para que nos lo jamemos de golpe: mejor 92.000 soldados, George, más vale prevenir. Esto es como el chiste del médico que llega y dice: mire usted, Sr. González (¡ups! perdón por la reminiscencia), tengo dos noticias: la buena es que le quedan 2 días de vida, la mala es que estoy intentando localizarle desde ayer. Ja, me parto y me mondo. Lo que te digo, humor de primera amigo.
Pero no te preocupes camarada soldado, si tienes la suerte de volver a casa, entero o a cuartos, hayas perdido piernas, brazos u ojos gracias a, por ejemplo, una de esas bonitas bombas cuya argolla inventó uno de los hermanos Marx (jo, más humor, me desternillo), siempre podrás hacer como la soldado Jessica Linch y vender tus heroicidades en la Vanity Fair. Lo dicho, si vuelves. En fin, God bless América, arriba España y la madre que parió a Paneque.